-¿Así que piensa que el dinero es el origen de todos los males?- inquirió Francisco d´Aconia, industrial del cobre- ¿Se ha preguntado alguna vez cual es el origen del dinero? El dinero es sólo un instrumento de intercambio que no puede existir a menos que existan bienes y personas capaces de producirlos. Es la forma material del principio según el cual quienes deseen tratar con otros deben hacerlo mediante transacciones, entregando valor por valor. No es instrumento de pordioseros, que exigen llorando el producto del trabajo ajeno, ni de saqueadores que lo arrebatan por la fuerza: el dinero se hace sólo posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo que considera malvado? De la obra de Ayn Rand “El Nuevo Intelectual”.
Un empresario es aquella persona que, de forma individual o colectiva, fija los objetivos y toma las decisiones estratégicas acerca de las metas, los medios, la administración y el control de las empresas, y asume la responsabilidad tanto comercial como legal frente a terceros. El empresario es la persona física o jurídica, que con capacidad legal y de un modo profesional combina capital y trabajo con el objetivo de producir bienes y/o servicios para ofertarlos en el mercado, a fin de obtener beneficios. Se puede sugerir que en el rol del empresario se encuentran tres funciones distintas: la de propietario, capitalista o financiero; la de gerente o administrador; y la de emprendedor o innovador, o sea que asume riesgos. A propósito, el diccionario de la lengua española dice; Emprendedor: Activo, resuelto, osado, decidido, industrioso, animoso, dispuesto, enérgico, atrevido, expeditivo, celoso, cumplidor, ligero, trabajador, solícito. De alguna manera señala las características naturales de la persona que se anima a la aventura de iniciar una actividad propia, con todo lo que ello representa.
En nuestro país el empresario o emprendedor es visto por el Estado y buena parte de la Sociedad, tenga la magnitud que tenga, en el mejor de los casos, como una persona afortunada, que ha tenido suerte. Pocos aprecian el riesgo que corre, la soledad que vive, su presión continua, las decisiones difíciles, los días sin dormir, la recaudación impositiva que genera, los golpes emocionales y como en cualquier momento pierde todo. Muchas veces sufrir la incomprensión de su propia familia y la hostilidad de muchos. Está sólo a la hora de las grandes decisiones. Cuando hay que elegir entre poner su casa en garantía para renovar el préstamo bancario o que le corten la liquidez, cuando hay que prescindir de empleados amigos porque las ventas se han desplomado, cuando hay que hacer una ampliación de capital para comprar nuevas maquinarias. Son los momentos de soledad profunda, nadie puede entenderlo en su entorno porque no es problema para ellos, es suyo.
Trabaja las 24 horas y siete días a la semana, no importan las horas presenciales, porque no puede desconectar, no le dejan desconectar. Tampoco lo van a ayudar, su fracaso producirá en muchos casos mayor alborozo que pena. AFIP, sindicatos, municipios, entes reguladores, autoridades económicas, difícilmente se acercarán para acompañarlo, protegerlo o alentarlo en sus contratiempos cotidianos, que por otra parte nunca faltarán. Vendrán en la búsqueda de su porción, sin miramientos, sin atenuantes, porque el emprendedor según su mirada gana dinero, se enriquece, formando una elite superior que debe sostener a los que menos tienen, no importa por que motivo, cubriendo la incapacidad administrativa de un Estado sin idea clara de generar el desarrollo económico de un país rico y generoso por naturaleza, empantanado en la retórica del enfrentamiento político, la mediocridad y la disgregación social.
Para finalizar y en nombre de los auténticos empresarios y emprendedores, pido que no nos asocien ni lleven confusión a la gente, tampoco nos ofendan ni subestimen, llamando “empresario” a individuos quienes cubiertos bajo ese velo hacen sus negocios enriqueciéndose ilegítimamente, en connivencia con funcionarios de turno en oscuras asociaciones que saquean el patrimonio nacional.
A.K.